sábado, 3 de septiembre de 2016

Grallera de Guara (-282 m)

Participantes: Rubén, Carlos H., C. Aranda, Pilar y el que escribe, Raúl Camacho


Me gustaría aclarar un pequeño matiz antes de comenzar con la descripción de esta salida a la Sierra de Guara: se necesita un coche alto para aproximarse y quedarse relativamente cerca (casi 4 km de la boca andando por una pista bastante empinada en su principio) o un buen todoterreno con buenos neumáticos de montaña para quedarse a 300 metros, esta última opción no era la nuestra...
Dicho esto, comienzo a relatar nuestra pequeña aventura. Acabamos metidos en este “lío” por Carlos y Pilar, para variar… :) No sé cómo enteraron de que habían arreglado la pista de acceso a la Grallera de Guara que comienza antes de llegar a Used y que se encontraba en bastante buen estado. Gracias a eso pudimos hacer 9 km en coche y dejarlo en un llano pasada una puerta. Es importante pedir permiso para poder transitar con el coche por dicha pista.
Una vez aparcado el coche, comenzamos la caminata por la pista cargados como mulas ya que son necesarios casi 400 m de cuerda y bastantes mosquetones. Tardamos una hora hasta llegar a la boca de la Sima, un traguito de agua y nos pusimos al lío.


Carlos equipa el pozo por el pasamanos, nos asomamos todos y nos quedamos impresionados al ver la oscuridad de los 280 m de vertical perfecta que teníamos a nuestros pies. Nada más empezar, la saca de Carlos toca la pared y se desprende una piedra de gran tamaño. El primer golpe la hace mil añicos que se esparcen por todo el pozo. Nos damos cuenta de lo descompuesta que está la roca y del cuidado que debemos tener al bajar. Esto, unido a que llevaba casi dos años sin hacer espeleo y que la cuerda que utilizamos era nueva y de 9 mm, ¡me acojonó!, pero tras bajar los dos primeros fraccionamientos, el cuerpo empezó a recordar. 


Poco a poco fuimos bajando, en unos minutos tocamos la pequeña repisa donde se encuentra el Cristo de metal en un pequeño hueco de la pared, que llaman el Nicho y que se encuentra situada a -130 m. 


Momento perfecto para recolocarse el arnés y que la circulación retome las piernas. En poco rato más, nos plantamos en el fondo del pozo, 2 horas en total desde el inicio, no estaba nada mal. 


El fondo del pozo huele un poco mal gracias a las caquitas de nuestras amigas las cholas y a los animales en descomposición que caen al fondo del pozo. Esto junto con los gusanillos que recubren las paredes del pozo le da un ambiente un poco asqueroso.

Decidimos visitar el ramal NE para ver lo que en la topo parecían unos lagos. Por el camino nos encontramos alguna que otra formación...


... y esqueletos completos de aves. 


Finalmente llegamos a los lagos a falta de un resalte, pero hacía falta una cuerda de unos 15 metros que no teníamos y nos quedamos viéndolos desde arriba.


Tras picar algo, comenzamos nuestro ascenso del pozo. Carlos va primero y como una bala. Después me toca a mí, me pongo los aparatos y empiezo decidido. Al poco empiezo a estar reventado, miro para abajo y solo llevo 8 metros, ¡madre mía, si solo me quedan 272m!, jajaja, me rio por no llorar, a lo que me planifico la subida y me propongo estar en el nicho en 1h.
Detrás de mí, Pilar, Rubén y Aranda se turnan para desmontar el pozo completo.
En un hora llego al Nicho, ¡objetivo conseguido! Lloro por todos los poros de mi cuerpo, pero mi felicidad se trunca cuando Carlos me grita “libre hasta la calle”, ¡se ha hecho el pozo entero y yo solo llevo medio! me vuelven la ganas de llorar…130 metros me separan de la calle, contando que los 10 últimos se deben avanzar muy despacio para no tirar ninguna piedra. Finalmente logro estar fuera en una hora, ayudado por un tirón de arnés para salir de la vertical, gracias Carlos.


Poco después van saliendo todos, pegamos un trago de agua y nos dirigimos al coche pues la noche se nos echa encima. De vuelta al camping hicimos una parada en el bar del camping, donde nos encontramos al primer espeleólogo que descendió la Grallera de Guara, con una cuerda anclada a naturales y sin fraccionar hasta el fondo del pozo… ellos sí que le echaban huevos al asunto. Sus historias nos dejan embelesados durante horas, un gran día de aventura con un bonito final.

Observaciones:
Existe un refugio libre bastante grande (13 personas) a mitad de camino. Éste está arreglado, con chimenea, mesa y un altillo para poder dormir. Puede ser una buena opción para dormir.