viernes, 29 de julio de 2016

Campamento Verano con AEM Trasmiera

Participantes: Carlos Heras, Gabri y la que escribe, Pilar


Durante la última semana del mes de Julio nos unimos al AEM Trasmiera en las jornadas de prospección de su zona de exploración en Bucebrón. 


Fueron muchas las simas y torcas revisadas y topografiadas. 



Completando así gran parte del catálogo de cavidades de la zona. 



El último día el tiempo no acompañó, así que mientras algunos fueron a realizar la travesía de Tonio - Cayuela; otros fuimos a realizar una escalada en CA-15. 




Finalmente, tras no encontrar continuación, se procedió a desinstalar la torca.

Aunque el tiempo no siempre acompaña, la compañía nunca defrauda. Da gusto hacer espeleo rodeado de tan buena gente.

sábado, 9 de julio de 2016

Limpieza de Cueto

Participantes: Carlos Heras y la que escribe, Pilar


Nos enteramos de que estaban en marcha unas jornadas de limpieza de Cueto. Miembros del Geoda se habían encargado de organizar y divulgar la noticia, junto con Lukasz (el polaco), siempre dispuesto a prestar su material para instalar la sima de Cueto en fijo por una buena causa.
Así que nos prestamos voluntarios para descender la vertical completa y subir tanta basura como nuestros riñones dieran a basto.
El viernes nos reunimos con Pedrito, Jesús y Alejandro en la Gándara. A lo largo de la noche fue apareciendo más gente, hasta acabar de reunirnos todos por completo en Asón a la mañana siguiente. Allí tratamos de dar los últimos retoques al plan: Lukasz, Jesús, Alejandro, Carlos, tres catalanes y yo, bajaríamos hasta el final de la sima. El resto de la gente se situaría en la cabecera del Pozo del Algodón, repisa y cabecera del Juhue, para subir las sacas mediante polipastos. Organizamos los coches y subimos hasta la pista donde se accede al Tonio. Desde allí, Jorge fue haciendo viajes con su todoterreno para subirnos prácticamente hasta la boca del Cueto. Los que íbamos a bajar la vertical completa no cogimos más material que nuestro propio equipo y tras algo más de una hora de caminata, nos plantamos en la boca de Cueto...ese pequeño agujero que esconde el impresionante pozo del Juhue. 



Tras una espera, nos esquipamos y comenzamos a bajar. Primero Lukasz, luego Carlos, una servidora, Jesús, Alejandro y los catalanes. 



Aunque el Juhue siempre impresiona, no tiene nada que ver bajar la vertical en fijo que tirando de cuerda, donde cada sonido de latigazo te recuerda que la salida está a más de 15 horas hacia abajo. En menos de 30 minutos bajamos el Juhue y en unas dos horas ya estábamos a -580. 


Hasta allí sólo llegamos 5 personas ya que los catalanes se habían dado la vuelta. Cerca de la base de los pozos se encontraba toda la basura que previamente habían ido recolectando otros voluntarios. Todavía no entiendo como hay gente con tan poca conciencia como para ir dejando abandonadas botellas de plástico, potas de carburo, cuerdas viejas, envases...todos ellos, supongo, que con un mínimo conocimiento de espeleo para poder haber llegado hasta allí pero a los que realmente les da igual como quede la cueva a su paso. 


Antes de empezar a subir, nos acercamos al vivac que estaba próximo a la base de la vertical y que se encontraba prácticamente destrozado, para sacar toda la basura que allí había. Con todo aquello llenamos una saca de 100 litros. 


Una vez en la base de los pozos de nuevo, cargamos entre todos el resto de sacas y comenzamos a salir, lentamente, pues con el peso no dábamos para más.

Cuando nos quisimos dar cuenta ya estábamos en la base del Juhue. Nos habíamos adelantado al grupo que montaría el polipasto para quitarnos las sacas en el pozo del Algodón. Una vez en el Juhue y ya descargados de peso, comenzamos a subir los 300 metros verticales. La estampa era impresionante, todo el pozo iluminado por los que subíamos y los que se encontraban en la cabecera y repisa porteando la basura.

Una vez fuera, ayudamos a tirar de cuerda para sacar las sacas y cuando toda la basura estuvo fuera, bajamos otra vez a los coches a altas horas de la madrugada.


Un día completo, no solo por la emoción de bajar y subir la espectacular vertical de Cueto, sino por haber ayudado a una buena causa. Ojalá los espeleólogos tomáramos consciencia de la importancia de sacar toda la basura que se genera en las cuevas, porque si una botella de plástico o una pota de carburo te pesa tanto como para tener que abandonarla, es porque quizá deberías hacer actividades de otro nivel.