Participantes: Carlos Heras y la que escribe, Pilar Carrasco
La cueva 415 es una de esas pequeñas joyas, prácticamente
desconocidas, del subsuelo cántabro. Una foto publicada en uno de los volúmenes
del libro de Cantabria Subterránea nos llamó la atención por la cantidad de
formaciones y nos pusimos manos a la obra en su búsqueda. Poca información
pudimos encontrar acerca de su paradero, sólo que se encontraba pasado Matienzo
en un desvío a la izquierda y bajando una empinada ladera. Así que unos días
antes, GPS en mano y con una foto de su pequeña boca, fuimos a buscarla.
Después de descender bastantes metros por el prado, dimos con ella, escondida
entre vegetación y unos trozos de madera con espinos.
Aprovechamos los días de fiesta de finales Mayo para subir a
Cantabria a hacer espeleo, como la cueva es cortita en su recorrido, decidimos
visitarla el mismo jueves de subida. No sabíamos si necesitaríamos cuerdas o
estarían en fijo, así que cogimos un par de cuerdas pequeñas y a la aventura.
Como ya he dicho, la entrada es pequeña, con algo de barro y en rampa.
Tras
destrepar un poco nos encontramos una cuerda en fijo que hay que bajar, más
adelante una pequeña escalada nos lleva a una galería superior...
...en la que
atravesamos un par de pasos estrechos.
Tras estos damos con una sala de mayores
dimensiones donde empiezan a aparecer las primeras formaciones.
Rebuscando por ella damos con un primer nido de excéntricas,
impresionante el tamaño de las mismas y la forma de sierra que tienen algunas.
Continuamos por el camino más evidente subiendo una empinada rampa de barro
hasta dar con más excéntricas.
Es increíble ver como algunas de ellas desafían
las leyes de la gravedad formando figuras inverosímiles.
Después de muchas fotos continuamos avanzando en la cavidad,
...esta vez descendiendo unos bloques hasta llegar a una sala de grandes
dimensiones. Aquí las formaciones eran de menor tamaño.
Dimos un par de vueltas
por la sala hasta que decidimos retomar el camino a la calle. En tan sólo 3
horas habíamos visitado la cavidad y nos habíamos llevado unas increíbles
imágenes en nuestras retinas.