Ferratas


21/11/2011 - LA REGINA


PARTICIPANTES: Pilar Carrasco, Carlos y Edu Heras y C. Aranda



Aprovechando la subida a Andorra para comprar material, decidimos hacer esta increíble vía ferrata, ya que además la temperatura de la disfrutábamos no era normal para la época del año en que estábamos.

Para acceder a ella, dejamos el coche en un pequeño parking que hay a la izquierda justo antes de entrar en el túnel Els Remolins, yendo en sentido Organya.




Desde ahí cogemos una senda (a veces poco marcada) en dirección a la inmensa mole de roca y en unos 40 minutos estamos en la base de la ferrata, donde una placa de madera nos indica quien la ha equipado y las normas de uso.

Como delante de nosotros va una pareja, decidimos esperar media hora para no agobiarles y estorbarnos. 

Por fin, empezamos a subir los primeros peldaños, Carlos en cabeza, seguido por Pilar, depuse Edu y yo cerrando el grupo. 



Rápidamente vamos ganando altura y en pocos minutos tenemos unas vistas espectaculares de un embalse que hay en las proximidades.


Llegando al puente tibetano, hay un escape y la pareja que nos precede decide abandonar sabiamente, pues a partir de este punto se empieza a complicar un poquito y no es aconsejable para personas que no estén medianamente en forma o sufran de vértigo.  Como esto último a nosotros no nos afecta, cruzamos el puente...



... y continuamos subiendo a buen ritmo...



De pronto rodeando la roca, nos encontramos con el temido “paso de fe”. Al final, no es para tanto y lo cruzamos con una sonrisa de oreja a oreja que Carlos se encarga de retratar. 


Entramos ya en la parte final de la ferrata y seguimos subiendo de forma mantenida e incluso algunos tramos extraplomados. 



Las vistas son de infarto y de repente nos vemos rodeamos de inmensos buitres que tienen la esperanza de que suframos una caída y les proporcionemos el desayuno. 



Pero no ocurre así, y pasando un tramo horizontal llegamos a una repisa donde nos encontramos un libro para echar una firmita. 

Desde aquí, sólo nos quedan unos peldaños que nos llevan a la cima, en la que damos cuenta de las provisiones que llevamos relajadamente. 



La bajada la realizamos por otro lado que a ratos también esta equipado, y en dos horitas estamos en el coche camino de Andorra.
Personalmente, he disfrutado mucho con esta ferrata y sus espectaculares vistas que se quedaran grabadas en mi retina durante mucho tiempo.