Participantes: Pilar y el que escribe, Carlos Heras
Ya hacía más de cuatro años
que nos habíamos interesado por este impresionante sistema y un par de ellos
que lo visitamos por primera vez por su entrada más conocida el “Hayal de la
Ponata”.
A lo largo de este año
habíamos intentado en varias ocasiones descender la sima denominada SR-7 para
echar un vistazo al paso sifonante y de esta manera poder realizar la travesía
con éxito. El mal tiempo que suele hacer en esta zona siempre nos lo había
impedido así que decidimos emplear dos días para poder acometer la travesía sin
enfrentarnos al sifón que todavía no conocíamos. El plan era sencillo, el
primer día instalaríamos la salida por el Hayal y después instalaríamos en fijo
la SR-7 por si el sifón no estuviera abierto. En caso de estarlo realizaríamos
la travesía y el segundo día, si todo había ido bien, desinstalaríamos la
vertical y a casita. Recientemente habíamos visto una publicación la cual
mencionaba que la SR-7 se encontraba instalada en fijo, como dudábamos que fuera
cierto seríamos previsores y echaríamos cuerda para instalarla entera.
Por fin llegó el día esperado
y, como es costumbre en Sierra Salvada, amanece con niebla y con el suelo
mojado, lo cual nos complica el acceso a la cueva. Llegando a la zona con más
desnivel, decidimos descargar el coche y portear el material a mano ya que éste
patina en una de las fuertes pendientes. Una vez llegamos a la parte alta nos
dirigimos a la SI-44 para instalar el pozo de salida y echar un vistazo a las
cuerdas de los pozos cercanos a esta entrada, que al ser de subida, o están en
fijo o si no también tendríamos que instalarlos. Una vez terminamos con la
primera parte del trabajo nos desplazamos hasta la SR-7 donde preparamos el
resto del material. Como sólo éramos dos y al ser necesario el neopreno, las
sacas van a reventar. De hecho, llevamos material fuera de ellas porque es
imposible meterlo todo dentro.
Una vez listos, comenzamos a descender la
vertical, la cual, en mi opinión es muy bonita, pero no me gustaría conocerla
en carga ya que es un río muy vertical.
Como nos imaginábamos, la vertical
no está en fijo en su totalidad. Debemos tener cuidado con las fuentes de
información que utilizamos ya que hay gente que publica datos sin contrastarlos
con la realidad.
Una vez abajo, nos dirigimos
rápidamente hasta el paso sifonante, que se encuentra próximo. Para acceder al
sifón es necesario ponerse el neopreno ya que antes de que puedas verlo nos
encontramos con una gran marmita profunda, así que manos a la obra. Para evitar
mojarnos los dos en caso de no poder cruzar el paso, primero me acerco yo y
compruebo, al momento de cruzar la marmita, que el paso está abierto unos 10
centímetros más o menos.
Rápidamente regreso para avisar a Pilar y cruzamos el
sifón sin complicación como dos rayos, ya que el agua está muy fría.
Decidimos
continuar con el neopreno puesto pues nos disponemos a recorrer la galería
denominada río Kobata que según la topo puede tener marmitas y con el neopreno
avanzaremos más deprisa.
A lo largo de río Kobata nos encontramos varios
resaltes y pozos incluso de 20 metros que se entremezclan con marmitas, río y
algunas zonas más secas. La verdad es que el río es impresionante pero no nos
imaginábamos que fuera tan largo.
Por fin llegamos a la escalada
de 23 metros donde decidimos quitarnos el neopreno que nos ha venido muy bien
pero que empieza a ser una pesadilla. Tras cambiarnos de ropa y ascender por la
cuerda, recorremos el río Ponata.
A partir de aquí nos encontramos con zonas de
río, zonas más fósiles,
alguna gatera y sobre todo meandros espectaculares que
recorreremos unas veces en oposición...
... y otras por su parte más baja.
Como
meandro sobre todo destacar “la Paulova” y como pasos característicos, “el Paso
del Vizcaíno” y “la Gran sala”. Después de recorrer la galería Paulova solo nos
quedan los pequeños pozos de salida aunque ya sabemos que también tenemos un
estrecho meandro que no nos lo va a poner nada fácil.
Sin prisa pero sin pausa
llegamos por fin al último de los pozos que nos llevará hasta la calle tras 8
horas desde que entrabamos por la SR-7.
Como solamente disponemos de
un coche nos toca realizar el regreso a la sima andando por las pistas de
Sierra Salvada. El camino de vuelta es largo y además una espesa niebla nos
dificulta un poco la orientación por esa maraña de caminos. Tras algo más de
una hora llegamos al coche, deseando cambiarnos de ropa y echar una cerveza
antes de echarnos a dormir que al día siguiente tendríamos que desinstalar la
vertical.
A la mañana siguiente tras
desayunar rápidamente, nos ponemos de nuevo el traje de faena y en poco más de
una hora entramos y salimos de la SR-7 con todo el material que habíamos dejado
en fijo el día anterior. Destacar que la cueva es impresionante y felicitar al
club Alavés por el tremendo trabajo de exploración que han realizado en este
enorme sistema.