Este curso presentaba una novedad, las prácticas en cueva se
llevarían a cabo en las simas del Cañón del Río Lobos. Quedamos el sábado
temprano en la Cabrera, monitores y cursillistas, para desde allí salir juntos
hacia el Cañón del Río Lobos. Tras dos horas de viaje llegamos a la localidad
de Ucero para realizar la primera actividad del curso, la Sima del Carlista. Dejamos
la carretera y nos adentrarnos en el pinar con los coches siguiendo una pista
forestal hasta llegar muy cerca de la boca, en un ensanchamiento de la pista,
donde dejamos los coches.
Tras preparar las sacas y desayunar un poco nos pusimos
camino a la sima. Al poco de comenzar a andar divisamos una de las posibles bocas de entrada, pero no la
principal por la que descenderíamos y que se encuentra un poco más adelante.
Después de un breve recordatorio sobre las técnicas
aprendidas el fin de semana anterior, nos adentramos bajo tierra en riguroso
orden, monitor-cursillista-monitor, para así llevar la situación controlada en
todo momento.
Nos encontramos con un primer pozo de 5 metros y tras andar unos
metros volvimos a contemplar la luz del día al pasar por debajo de la segunda boca
de entrada.
Poco después llegamos al pasamanos que da acceso al gran pozo de 85
metros algo resbaladizo el cual nos deja ante una gran sala.
Realizada la visita y la parada para la comida (también hay
que enseñar lo que solemos comer bajo tierra), realizamos el camino de vuelta
para salir a superficie e irnos al albergue a darnos una merecida ducha.
El Domingo era el último día de actividad y final del curso
y que mejor elección que realizar una visita a la Sima del Portillo.
Tras montar la cabecera de la sima y descender por la rampa
pedregosa accedemos al pasamanos en volado que termina en una diaclasa de
reducidas dimensiones. Aunque existía otra instalación que continuaba el
pasamanos ganando altura y salvaba esta estrechez, decidimos poner a prueba a
nuestros cursillistas :).
Avanzamos por una galería cómoda para avanzar hasta la gatera llamada el Paso
de lo Cepelados.
A continuación aparece un tobogán que sería fácil de bajar
pero algo complicado de subir por lo que decidimos instalar una cuerda para su
ascenso.
Más adelante nos encontramos con un pasamanos instalado en
fijo para evitar un pequeño desfonde con un lago en el fondo. Continuamos por
la galería hasta encontrarnos con una cuerda que conduce a un piso superior y
la cual nos llevará a los sifones terminales.
Llegado al final de la Sima, toca salir a superficie y poco
a poco recuperar la sensación grata de respirar aire puro dado que últimamente
hemos notado el aire un poco viciado en esta cueva.
Una vez fuera, tras demostrar las grandes cualidades físicas
y todo el conocimiento adquirido, procedimos a la entrega de los diplomas a los
cursillistas y finalizamos así el curso de iniciación 2015.
¡¡Enhorabuena y ahora a disfrutar
de las profundidades!!
(Escrito por: Rubén Gálvez)