Participantes: Carlos Heras, Javi, Gabri y la que escribe, Pilar
La Cueva de los Chorros está situada en el Parque Natural Los Calares de Río Mundo y de la Sima, en Riópar, Albacete. Y es bien conocida por el famoso "Reventón" que se suele producir a principios de primavera, en el cual la boca de la cueva se convierte en una impresionante surgencia de agua. La razón no está clara... ¿tapón de hielo? ¿conjugación de sifones hidrogeológicos normales e inversos?...el caso es que este fenómeno atrae a miles de personas y a nosotros nos picaba la curiosidad de qué escondía esta cueva en su interior. Así pues, pedimos el permiso necesario para visitar la cueva y nos lo concedieron, in extremis, pocos días antes del día elegido.
El sábado madrugamos y pusimos rumbo a Riópar con la idea de visitar las galerías secas de la cueva y llegar al Lago del Brillo, pues no llevábamos neopreno ni bote.
El acceso a la boca es breve, pero intenso. Una empinada subida de aproximadamente 30 minutos te sitúa, a través de un sendero no apto para personas con vértigo, en la inmensa boca de la Cueva de los Chorros. Solamente el paseo hasta la misma impresiona.
En la boca se encontraba un numeroso grupo con el neopreno puesto que suponíamos iba a visitar las galerías con agua de la cueva, nosotros esa visita la dejaríamos para otro día. Sin más demora nos pusimos el equipo y entramos en la cavidad. En su inicio las galerías son enormes, anchas y de altos techos.
Fuimos esquivando los pequeños charcos por los laterales intentando mojarnos lo menos posible hasta llegar a la Cascada Rosa.
A continuación nos encontramos por el paso del 16 de agosto, pero un pequeño despiste nos hace tomar la dirección equivocada entrando en un entramado de galerías fósiles por las que no encontramos continuidad. Una gran cantidad de murciélagos habita esta parte de la cueva y podemos disfrutar de alguna que otra formación.
Volvemos al paso del 16 de agosto donde, ahora sí, dimos con el camino correcto que nos llevaba directos a El Caracol, una peculiar galería ascendente en forma de espiral. A partir de aquí las galerías se vuelven más amplias y cómodas,
por lo que avanzamos rápidamente, Galería del Nou Pas, Galerías G. Picazo, Sala de los Bloques, Galería C.R.E.S, La Rampa...
...y finalmente un montón de sedimentos daba lugar al Lago del Brillo, con ese color azul turquesa característico.
Aprovechamos para picar algo y emprendimos el camino de vuelta al exterior, intentando imaginar continuamente el estado de cada galería durante el famoso fenómeno del Reventón. Otra visita obligatoria nos quedaba pendiente para poder disfrutar también de la parte activa de esta impresionante cueva.