sábado, 22 de noviembre de 2014

Torca de Cárcavas

Participantes: Carlos Heras, Carlos Aranda, Javi, Gabri y la que escribe, Pilar


En esta ocasión nuestra actividad estrella del fin de semana no iba a ser una gran cueva ni una larga travesía, esta vez nos decantamos por una gran vertical de -307 m situada en el Karst de Rasines, la Torca de Cárcavas. Habíamos leído sobre su espectacular belleza y la boca ya estaba localizada desde hacía muchos meses, así que sólo había que ponerle ganas y de esas no nos faltaban.

No madrugamos mucho, desayunamos, cogimos los coches y a las 10:00 ya estábamos aparcados, con las sacas repletas de cuerda y enfundados con nuestro equipo de espeleo. 


Desde donde se dejan los coches hasta la boca de la torca no hay más de 20 minutos andando. La boca es realmente impresionante, se trata de la continuación de un barranco que llevaba muy poco agua. La vegetación lo inunda todo. El acceso a la torca es una rampa muy embarrada por lo que tuvimos que andar con cuidado.


Una vez en la boca, comenzamos a bajar destrepando algunos resaltes hasta toparnos con los primeros pozos. Estos primeros son pequeños, de no más de 15 metros. 


Carlos toma la delantera, instalando y el resto detrás pasando el material hacia delante cuanto era necesario. 



Así fuimos alternando pozos con tramos de meandro hasta llegar a la cabecera del pozo de 45 m, donde la torca se vuelve totalmente vertical. Este pozo de gran amplitud es espectacular, las paredes son lisas y algunas partes lo recorren amplias vetas blancas. A continuación, se encuentra el pozo de 30 metros. El spit de acceso y uno de los que forman la cabecera del pozo no estaban en muy buen estado, así que Carlos buriló ambos para poder instalar. 


La espera hizo que aflorara el sueño, así que alguno aprovechó para echar una cabezadita :P. 


En mi opinión este es el pozo más bello de todos. La forma y la amplitud del mismo reavivan el recuerdo del descenso del pozo Juhué de Cueto. 


En el siguiente pozo de 23 metros Carlos vuelve a tener problemas con los spits, no estan en buen estado. Así que vuelve a burilar otros dos tacos, uno en la cabecera y otro en un fraccionamiento intermedio. 


Poco a poco fuimos bajando todos el último pozo...


...y por fin llegamos todos a suelo firme. Ahora solo quedaba recorrer la horizontal de la cueva.

Lo que viene a continuación es la guinda de la torca. Un meandro serpenteante, con giros de hasta 180º, paredes llenas de golpes de gubia y vetas blancas por doquier. 


Recorrimos el mismo durante un tiempo hasta llegar a un tramo en el que debíamos mojarnos para poder continuar. Fue aquí donde decidimos darnos la vuelta, pues las esperas de los 4 spits que habíamos tenido que burilar habían alargado mucho nuestra estancia. Nos repartimos la desinstalación de la cueva entre todos los que no habíamos participado en la instalación y comenzamos nuestra vuelta al exterior, ansiosos por celebrar la visita a esta gran vertical como era debido.