sábado, 4 de febrero de 2012

Sima de San Pedro


Carlos y Edu Heras, Anita Ballesteros, Pilar Carrasco y el que escribe, Carlos Aranda.

No era el día idóneo para realizar esta actividad, debido a las bajas temperaturas y el fuerte viento, pero si tuviéramos que esperar a elegir el mejor día para hacer cualquier cosa, estaríamos la mitad de los fines de semana encerrados en casa y mirando por la ventana. Además, como dice Anita, hay que estimular las hormonas del sufrimiento…
En fin, que salimos de Guadalajara a las 7.00 AM con -5º C dirección Calatayud; en el KM 232, nos desviamos a la derecha para coger la N-234 hasta poco antes de Burbáguena, donde nos sale una carretera comarcal a la izquierda en sentido Ferreruela de Huerva.




Continuamos pasando varios pueblecitos con sus fuentes congeladas (en algunos tramos hemos llegado a -9ºC), hasta Oliete.
 
 Atravesamos este último y a 4 Km nos sale a la izquierda. Una pista bien señalizada con un cartel que indica “Sima de San Pedro”.

 Hay varios itinerarios para llegar, pero nosotros que íbamos sin navegador elegimos éste y tardamos unas 4 horas desde Guadalajara.









Remontando la pista, enseguida se intuye la enorme depresión de esta sima.
Sus dimensiones: 90 X 60 m de diámetro; 86 m de altura (desde la pasarela); con un lago en el fondo de 22 m de profundidad. Sencillamente: IMPRESIONANTE.





Rápidamente Carlos empieza a instalar, usando una cuerda de 110 m, atándola con una “Y” a una cinta y la viga horizontal de la pasarela y dos reaseguros. Cuando nos damos cuenta ya está bajando con su “Rack”.


  Le siguen Pilar, Anita, Edu y por último yo.

 
...que me sorprendo cuando me doy cuenta de que lo que pensaba que eran matorrales desde arriba...
 

..ahora bajando veo que son árboles de varios metros de altura.


Desde abajo, miramos hacia arriba, vaya agujero!!

Damos una vuelta alrededor del lago, echamos unas fotos y otra vez para arriba, que nos quedamos “helaos”.

Tanto Anita como Pilar suben como perdigones, mientras que nosotros (los tíos), nos lo tomamos con mas calma (luego, pondremos como escusa, que al llevar tanta ropa de abrigo, nos movíamos con dificultad y tardamos mas, pero hay que reconocer que estas dos chicas son unas auténticas máquinas).

 

Desmontamos en un periquete, nos cambiamos, picamos algo y a tomar unas cervezas en el bar del pueblo que nos lo hemos ganado, (hemos tardado 4 horas en montar, bajar, subir y desmontar). Por cierto en el bar, dejad las chaquetas   
encima del billar…
Ya de regreso, comentamos que aunque todos hemos bajado pozos potentes, con esta sima, hemos notado el hormigueo en el estómago que tanto tiempo hacía que no sentíamos.
Merece la pena repertirla, pero lo dejaremos para el verano y así darnos un chapuzón (con neopreno) en ese lago tan pintoresco.